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La Naranjas en la dieta del Bebé
Una de las cuestiones relacionadas con los hijos que más preocupan a los padres es su alimentación. Y es que tras los primeros meses de vida llega un momento deseado y temido a la vez: la introducción de la fruta. Y con ella, la llegada de mil y una cuestiones que surgen a partir del cuarto mes. Preguntas acerca de cuáles son las frutas más adecuadas, cómo hacer la papilla de frutas más deliciosa, si gustará la fruta al bebé y, por supuesto, todo lo relacionado con el tema de las naranjas y los lactantes, siendo este cítrico una de las piezas clave a partir de este momento.
El tiempo exacto de la introducción de las frutas en general suele ser, como decimos, entre el cuarto y el quinto mes; no obstante, será siempre el pediatra quien en cada caso decidirá cuál es el momento.
Llegado este, será mejor que llevemos una serie de cuestiones bien aprendidas, como que la fruta, pese a no ser un alimento energético, es crucial en la salud de nuestros hijos debido a su alto aporte de vitaminas y de minerales, lo que le concede un importante papel.
Las naranjas y los lactantes: todo lo que te conviene saber
Si tenemos en cuenta su alto contenido en vitamina C entenderemos su importancia. Es esta vitamina uno de los principales factores en la formación del colágeno de los huesos y de los dientes, así como de los glóbulos rojos, incrementando además las defensas, esenciales de cara a evitar infecciones.
Por ello suele recomendarse el consumo de naranjas especialmente en los meses de invierno, cuando las defensas suelen estar más bajas. Una generalidad que tiene que ver además con la estacionalidad de la fruta, aunque la norma es el consumo de dicha fruta durante todo el año y a todas las edades. Desde luego, su punto de partida en la vida de un bebé tiene que ser determinado por un pediatra.
La naranja en la alimentación del bebé
Aunque en la actualidad los pediatras suelen dar el visto bueno a la fruta en la alimentación de los niños a partir de los cinco meses, existen casos en los que esta edad puede retrasarse. Es una excepción en cualquier caso, cuando lo normal es que se incorpore a la dieta antes de los seis meses y que, a partir de un año, un niño consuma al menos dos piezas de fruta al día, siendo una de ellas naranja.
En cuanto a sus características específicas como alimento, se trata de una fruta de escaso aporte calórico. Pero las naranjas de zumo son muy ricas en minerales, vitamina C y ácido fólico. Todos ellos son nutrientes que contribuyen al deseado equilibrio mental y físico. Un equilibrio al que el betacaroteno suma por sus propiedades antioxidantes, que ayudan a largo plazo a prevenir enfermedades como las cardiovasculares y las degenerativas.
Por su parte, la provitamina A, que se conoce habitualmente como betacaroteno, es un componente que promueve el buen estado de la vista, de la piel, del pelo, de los huesos y de las mucosas. Unos beneficios que los pediatras consideran indispensables a partir de edades tempranas, insistiendo en que el consumo de esta fruta no solo debe circunscribirse a la etapa de bebé, sino a lo largo de toda la vida.
La naranja para los niños y la lucha contra el estreñimiento
Otro de los problemas que viene a solucionar la naranja es el del estreñimiento, tan usual en niños de edades tempranas. Verás muy evidente en este sentido el beneficio del consumo de naranjas para tu hijo. Su contenido en fibra será el responsable de esta circunstancia.
Como ves, todo son beneficios en la introducción de la fruta en la dieta de los lactantes y de la naranja en particular. Pero uno de los temas que suelen preocupar a los padres es si esta introducción se desarrollará sin problemas o todo lo contrario. En este sentido, y para evitar que la puesta en escena de las naranjas sea un fracaso, tendrás que poner atención en el tipo de naranja que vayas a darle a tu pequeño.
Para ello has de saber que existen naranjas dulces y naranjas más ácidas. La solución para una introducción sin traumas de esta fruta en la dieta de tu bebé es asegurarte del suficiente grado de dulzor de las naranjas que le proporciones.
Cómo preparar las naranjas para la alimentación del bebé
La forma más habitual y más recomendada es dársela al natural. Obviamente, durante los primeros meses los bebés no se comen los gajos: triturada es la manera de ofrecérsela. Triturada con piel es la mejor forma, sola o combinada con otras frutas. Te recomendamos que trates de dársela sola al menos durante los primeros días.
En cuanto el pediatra dé el visto bueno, el zumo de naranja será esencial en la dieta diaria. No obstante, es conveniente la moderación como sucede con cualquier otro alimento. Usar la cuchara en lugar del biberón es otra de las recomendaciones que habrás de tener en cuenta para evitar la aparición de caries.
Bien exprimidas o trituradas y sin azúcares añadidos es la mejor forma de introducir las naranjas en la alimentación del bebé, por lo menos hasta el año y medio más o menos, que es cuando ya pueden ser administradas en forma de mermeladas, postres como los sorbetes o polos. En resumen, hay mil formas de lograr que un niño adquiera como hábito el consumo de, al menos, una naranja al día.
Durante los primeros meses, sin embargo, irá bien asociarla con la manzana, el plátano y la pera, que conforman una fórmula dulce de consumir fruta en la merienda. Esta merienda, en principio, puede complementarse con un biberón, y a medida que el niño crezca puede ser espesada con cereales e incluso con galletas.
Como ves, las naranjas y los lactantes forman una pareja muy bien avenida por un sinfín de motivos. Razones, desde luego, no faltan para valorar la importancia de este cítrico en la alimentación de un bebé.